En general, los peelings pueden dividirse en tres tipos: superficiales, medios y profundos.

• Los peelings superficiales son los más suaves. Utilizan ingredientes como alfahidroxiácidos o betahidroxiácidos para exfoliar la capa superior de la piel, dejando un cutis más suave y luminoso. Estos peelings son adecuados para todo tipo de piel y pueden utilizarse para reducir la aparición de líneas finas, arrugas y acné.
• Los peelings medios se utilizan para penetrar en la piel a un nivel más profundo y pueden ser útiles para tratar cicatrices de acné, hiperpigmentación y arrugas. Contienen ingredientes como el ácido tricloroacético, el ácido glicólico o el ácido salicílico, que pueden provocar una sensación de hormigueo o quemazón. Los peelings medios pueden causar cierto enrojecimiento e hinchazón, pero los resultados son mucho más notables que los de un peeling superficial.
• Los peelings profundos son los más potentes y sólo suelen utilizarse en casos graves de lesiones cutáneas. Utilizan fenol o ácido tricloroacético para penetrar profundamente en la piel y son eficaces para mejorar el aspecto de las arrugas y las cicatrices del acné. Los peelings profundos son más agresivos que otros tipos de peelings, y pueden causar un enrojecimiento e hinchazón importantes que pueden durar varias semanas.

Después de un peeling es necesario lavarse la cara a diario con agua y jabón suave, incluso dos veces al día. Además, la piel debe estar muy hidratada. Como dermatólogos, te recomendaremos una crema para utilizar, ya que existen muchas en el mercado.

También se debe proteger la piel con cremas de factor de protección solar alto y de amplio espectro, siempre que se expongamos al exterior, o incluso si nos ponemos junto a la ventana, ya sea de la casa, el coche, el autobús, etc.